Larga vida al denim

No podemos hablar de “vuelta” del tejido vaquero porque es un básico que jamás nos ha abandonado.

Si corremos a mirar dentro de nuestro armario, comprobaremos que tenemos más de 5 pantalones, algunos, nos quedan bien, otros, lo usamos en ocasiones especiales y, de otros, nos cuesta desprendernos.
El denim da tanto de si, que podríamos estar hablando de él durante horas, pero creo que por esta vez daremos unas puntadas sobre el pantalón y profundizaremos más en próximas entradas, en las que analizaremos detenidamente las posibilidades que nos ofrece el tejido este año.

Después de varias temporadas de tiranía fashion del pantalón pitillo, este verano podemos disfrutar del amplio espectro de anchos, estrechos, con cintura alta, a la cadera, bombachos, cortos, de color, descoloridos, azul índigo…hasta encontrar el que más se adapte a nuestro estilo. Ya no hay excusas para no llevarlo desde el trabajo hasta la noche!
Pero el imperio del denim va más allá, ha extendido sus dominios a otras prendas como chaquetas, vestidos, zapatos y camisas (sin duda la novedad más interesante de esta temporada, y de la que estoy deseando hablar…). La clave es, como siempre, llevar esta tendencia con moderación, sin parecer que salimos de un spaghetti western ni que tenemos un rancho en Tejas.

Lo que más nos gusta: La colonización de este tejido a distintas prendas, la posibilidad de adaptación de estilos para todas las edades, las versiones más ligeras de este tejido que lo hacen más llevable durante el verano, la amplia paleta de colores que permiten alegres combinaciones, las divertidas propuestas en degradé o desgastado.

Lo que menos nos gusta: El temido total look, ni de varias prendas de este tejido, ni de varios colores tipo patchwork (ya volverá esta terrible tendencia que jamás debió salir de los dormitorios), el abuso (que no uso) del tejido durante los 7 días, las 24 horas, la cazadora ochentera 4 tallas más grande, acompañar el pantalón con cinturones anchos de grandes hebillas y botas cowboy.